La apertura comercial, la competencia global, los precios de las materias primas y las normas ambientales ejercen cada vez más presión sobre la industria del plástico, cuya mejor alternativa es la innovación.
Es innegable que el ritmo de los avances tecnológicos agiliza la materialización de las tendencias que antes se demoraban más en convertirse en realidad. Para impulsar la innovación en un sector donde más de la mitad de las empresas de plásticos existentes en el país son micro y pequeñas empresas; se requieren buenas prácticas en todas las áreas del negocio, talento especializado, capacidad financiera y reconversión tecnológica.